sábado, 20 de octubre de 2012

Capítulo 5- El portal.

Me senté en la cama, nerviosa. El hombre de la capucha me tenía cada vez más intranquila.
Empezaron las clases y yo no tenía tiempo para nada. A Sert y a mi nos eligieron delegada y subdelegado, respectivamente. Los profesores nos adoraban a los becados, los ricos nunca trabajaban, pero nosotros teníamos que mantenernos entre los nueve primeros de la clase y aprobar siempre, si no nos quitarían la beca. No era difícil lo primero, los ricos eran tontos. Nos desdoblaban en algunas clases, y en nuestra clase éramos veinte personas. Siempre éramos ocho y doce en cada clase.
Aunque la presión por el comienzo de las clases no dejaba espacio en mi ''adorable cabecita'', como diría Tay, por la noche la presión desaparecía y las pesadillas eran cada vez más frecuentes.
Pasaron un mes de clases. La reunión de delegados era ese domingo, teníamos que decidir que hacer por esos veinte años que llevaba el instituto dando clases o, como ponía en la puerta, haciendo personas. Ese lema trajo muchas risas a nuestro grupito:
-¿Haciendo personas? ¿Y que somos antes de entrar aquí?- dijo Sert, incrédulo cuando vimos el lema en la puerta.
-¡ANIMALES!- gritamos Tay y yo chocando los cinco.
-Somos robots- dijo Ted poniendo la mano para que le chocásemos los cinco-. ¿Nadie?- dijo él, decepcionando chocándose los cinco a él mismo. Le miramos extrañados y él empezó a bailar.
Eso fue el jueves antes de la reunión, que era el domingo, mientras nos dirigíamos a la cafetería para que Sert y yo nos comprásemos un bocadillo de tortilla de patata con bacon y ketchup. Delicioso, al menos para nosotros dos, los otros seis lo odiaban. Sert y yo nos comprábamos un bocadillo para ambos porque nos salía más barato. Habíamos descubierto que, en lo que a comida se refiere, teníamos los mismos gustos. Nos sentamos todos en la mesa y partimos el bocadillo en dos. Sert, muy gentilmente, me dio el trozo más grande yo le di las gracias con un pisotón.
-No se como podéis comer eso...-dijo Tay con cara de asco.
Por toda respuesta yo dije:
-Mmm... Totilla patata- dije yo con la boca llena.
-¿Totilla patata?- dijo Tay extrañada.
Tragué.
-¡Totilla patata!- exclamé yo.
-¡Totilla patata!- repitió Sert.
-¿Me estás imitando?- dije yo chasqueando los dedos y moviendo la cabeza a los lados, poniendo voz de niña pija.
-¿Me estás imitando?- dijo Sert imitando mis gestos y mi manera de hablar. Me quedé en silencio y todos empezamos a reírnos como locos, mientras los estirados de las mesas cercanas nos miraban con desprecio. Cuando por fin paramos, nos levantamos y nos fuimos.
 Llegó el viernes y me levanté con la sensación de que iba a ser un día horroroso. No fue hasta la tarde cuando me di cuenta de porqué. Estaba dentro del instituto, con los otros siete, yendo hacia el pueblo, aprovechando que podíamos llegar tarde porque ni los viernes ni los sábados pasaban lista por la noche. De repente oímos un ruido mientras bajábamos las escaleras. Venía del sótano. Nos miramos y fuimos hacia la puerta. Estaba abierta. Entramos y cerramos la puerta tras nosotros. Apareció ante nosotros una luz cegadora, una especie de portal. Bueno, ''una especie'' de portal no, un portal. Nos miramos asustados y nos adelantamos. En ese momento el portal nos absorbió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario